Precariedad en campos agrícolas de San Diego, exige apoyo para jornaleros

30 Apr
Don Alejandro. La vida de jornalero lo ha llevado a dormir bajo los árboles y a vivir en los cerros

Don Alejandro. La vida de jornalero lo ha llevado a dormir bajo los árboles y entre los cerros

Bertha Rodríguez

Fotos: Antonio Nava/eltequio.com

Para llegar a la pequeña choza, hay que trepar por una tabla inclinada a modo de escalera. La tabla fue colocada para evitar las serpientes de cascabel que abundan en el campo. Don Alejandro, de unos 60 años, muestra el lugar en que vive a los visitantes. Estos le llevan unas bolsas con despensa recolectadas para ayudar a los trabajadores del campo del condado norte de San Diego, ahora que enfrentan escasez de comida.

En el interior de la casita, hay una cocina, un baño y una cama. Destaca una imagen de la virgen de Guadalupe que es alumbrada por una vela. Don Alejandro, originario de Chapala, Jalisco, dice a los visitantes que ahora está mejor pues cuando entró a Estados Unidos por última vez, tenía que dormir bajo los árboles.

Al igual que don Alejandro, decenas de jornaleros que laboran en los campos de los alrededores de San Marcos, Carlsbad, Oceanside, Vista y otras ciudades del condado norte de San Diego, construyen sus chozas con pedazos de madera, cartones y bolsas de plástico.

Al principio, lo único visible a los ojos de los visitantes son los extensos cultivos de flores, tomate y fresas. También se observa a los trabajadores inclinados sobre los surcos, cosechando esos productos.

Los hogares de estos campesinos están escondidos en los cerros y en los alrededores de los viveros y campos de cultivo en los que trabajan. Para llegar a las casas de estos trabajadores agrícolas hay que caminar por brechas de terracería y escalar peñascos. Silvia Ventura Luna, coordinadora binacional de Asuntos de la Mujer del Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB) fue parte de un equipo de 13 personas que el domingo 28 de abril, recorrieron tres ranchos del condado norte de San Diego para entregar “lo más escencial” a los jornaleros.

Cerca de los campos de cultivo de San Marcos

Cerca de los campos de cultivo de San Marcos


En uno de los asentamientos cerca de la ciudad de San Marcos, los voluntarios del FIOB caminaron un largo trecho y pudieron escuchar el ruido de las serpientes de cascabel. Cargaron la comida en mochilas y ayudados por cuerdas pudieron subir un peñasco. Arriba había dos casitas donde duermen los trabajadores. Los jornaleros son hombres jóvenes y adultos que viven sin sus familias.

Entre las personas que recibieron el apoyo por parte del FIOB había indígenas mixtecos de Oaxaca y Guerrero, así como amuzgos también de Guerrero. Igualmente había personas procedentes de otras partes de México e incluso encontraron a un tailandés a quien de igual manera, entregaron una bolsa con despensa.

El condado norte de San Diego es una región de contrastes: los trabajadores que cosechan las frutas y vegetales que inundan los supermercados de las ciudades, se quedan sin comer en ciertas temporadas del año. Mientras que los migrantes tienen que dormir en zanjas o surcos de los campos de cultivo, bajo los árboles o en chozas fabricadas con tablas, cartón y plástico, los dueños de los ranchos viven en mansiones cerca de los campos agrícolas. Es el caso de la ciudad costera de Carlsbad, donde a unos 20 minutos se encuentra Del Mar, una afluente playa y uno de los destinos preferidos de la gente adinerada.

Escasez de alimentos para quienes ayudan a producir en los campos en EU

Escasez de alimentos para quienes ayudan a producir en los campos de EU

La escasez y el apoyo

Con frecuencia, el mixteco José González reúne comida y artículos de primera necesidad para llevar a los jornaleros. Por ser él mismo un migrante que vivió bajo los árboles cuando llegó a Estados Unidos hace más de 30 años, el líder indígena siente el compromiso moral de ayudar a los trabajadores del campo.

En la actualidad, José González es vice coordinador binacional de la organización FIOB mejor conocida como el “Frente Indígena”. El FIOB es una organización binacional con alrededor de cinco mil miembros en Oaxaca, Baja California y California, Estados Unidos. En este último estado, el FIOB tiene comités locales en San Diego, Los Angeles, Fresno, Madera y Santa María.

Integrantes del comité del FIOB en Los Angeles iniciaron una campaña de recolección de alimentos del 12 de marzo al 27 de abril y apoyaron este esfuerzo representantes del Centro Binacional para el Desarrollo Indígena Oaxaqueño (CBDIO), con sede en Fresno.

La recolección de alimentos también fue posible gracias a la cooperación personal de miembros del FIOB, la comunidad oaxaqueña y otros residentes de la ciudad. A través de la campaña se pudieron reunir alrededor de 60 bolsas de plástico dotadas de arroz, frijol, comida enlatada, jabón, pasta de dientes, cerillos y café, entre otros artículos de primera necesidad.

José González, quien reside en Oceanside, comenta que en diferentes temporadas del año, los trabajadores del campo enfrentan escasez de comida. La mayoría de los jornaleros se quedan sin trabajo o laboran pocas horas y por lo tanto, se quedan sin dinero. En el caso de los jornaleros visitados, estaban sin trabajo pagado desde el mes de febrero y apenas comenzaron a ser contratados. Cuando llega el tiempo de siembra, poda, o cosecha, los trabajadores laboran incluso los domingos, como ocurrió en esta ocasión.

Las visitas de José Gonzalez a los campos de cultivo las hace periódicamente. En la temporada de invierno, les lleva cobijas, ropa y chamarras.

Invariablemente, los campesinos muestran su agradecimiento de que haya personas que no se olvidan de ellos.

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